La leyenda de Zlatorog y Darja ?
Cuenta la leyenda que, hace varios siglos, en lo que ahora es Eslovenia, vivía Darja, hija del dios Kresnik. Darja no quería aguantar a su padre y a los demás dioses, que eran unos engreídos, y quería vivir a su rollo. Así que decidió mudarse a una cabaña pequeñita, muy cuca, al lado del lago Bohinj. Allí estaba ella tan a gusto, cuidando de sus ovejas, recogiendo fresas silvestres y esas cosas que hacen las muchachas en las leyendas.
Su padre, ante la negativa de su hija a ponerle una escolta de semidioses (“Papá, ¿es que no entiendes que quiero vivir como una pastorcilla normal?”) le dijo a su colega Zlatorog, que vivía por allí, que le echara un ojo. Zlatorog era un rebeco blanco,con cuernos de oro, que custodiaba el tesoro que Kresnik ocultaba en la cima del monte Triglav.
Para fatalidad, pasó por allí un zagal de Bled, cazador, persiguiendo a una pieza herida. El zagal vio a la hija del dios y, claro, se enamoró. Y ya sabemos las tonterías que hacen los enamorados en las leyendas (como en la vida real, más o menos…), así que no se le ocurrió otra cosa que conseguir el tesoro de Zlatorog para conquistar a la muchacha. Claro, que el zagal no sabía que el tesoro era del padre de Darja, ni que ésta era colega de Zlatorog.
Total, que se lía parda. El zagal sube al Triglav, se encara con Zlatorog (muy gallito él) y en medio de la pelea, le clava su cuchillo. Pero claro, el rebeco era divino, así que en lugar de sangre, brotaron unas florecillas rojas, que al comerlas, sanaron y revivieron a Zlatorog. Claro, el animal andaba mosqueado con el zagal, así que, de una cornada lo despeñó por el monte y el pobre infeliz cayó rodando hasta el lago, donde se sumergió para siempre.
Hoy en día, esas florecillas rojas salen cada primavera, cubriendo las praderas de los Alpes Julianos. Kresnik sigue montando fiestones en la morada de los dioses. Darja es tatuadora en Liubliana y Zlatorog sigue esperando que le envíen un relevo, que el pobre no tiene edad ya para andar custodiando nada y lo que le gusta es hacer cerveza artesana. El tesoro sigue escondido en el monte Triglav.
Edu Lalanda
Director de Malamalama Travels