Mustang es el último reino perdido sobre la faz de la tierra. Exclusividad, tradición y misterio son las tres palabras que mejor definen este maravilloso y recóndito lugar. A caballo entre Nepal y Tíbet, ha permanecido herméticamente aislado del resto del mundo durante siglos. Gracias a esto, destila encanto y espiritualidad en cada uno de sus rincones.
El Reino de Mustang ha pertenecido como vasallo a estos dos lugares simultáneamente durante un largo periodo de tiempo. Hoy en día forma parte de Nepal, aunque conserva gran influencia de la cultura y las tradiciones del Tíbet. Durante siglos sus fronteras han permanecido cerradas para los visitantes. Incluso hoy, tan sólo un millar de afortunados al año tienen la ocasión de visitarlo.
De las profundas gargantas del río Kali Gandaki a la visión espectacular del Annapurna, uno de los ochomiles más bellos de nuestro planeta. La aridez del alto desierto o la forma de vida tranquila y ancestral de sus apenas 9.000 habitantes. Sus templos y monasterios o la necesidad de un permiso especial para visitar algunas zonas. Todo en el Mustang nepalí hace sentir al viajero que llega hasta allí como un espectador realmente privilegiado.
Trekking en Mustang, otra forma de disfrutar Nepal
Las opciones para los senderistas que quieren realizar un trekking en Nepal son muy numerosas. Su geografía ofrece al visitante aventurero innumerables opciones y todas ellas son impresionantes. Sin embargo, Upper Mustang es el lugar más extraordinario dónde realizar esta actividad, no sólo del país, sino probablemente del mundo.
EL TREK DE UPPER MUSTANG
Algunas etapas del recorrido del trekking por el Mustang nepalí se pueden realizar de manera libre. Sin embargo, es recomendable organizar este viaje a través de una agencia, ya que para acceder a algunas zonas es obligatorio ir en grupo y con un guía autorizado.
Además, a pesar de que ser una de las rutas más sencillas que podemos encontrar en Himalaya y sus alrededores, si quieres disfrutar de esta maravillosa y exclusiva experiencia vas a necesitar algo de entrenamiento, aunque te aseguro que la recompensa bien merece el esfuerzo.
Los trekking por estas sorprendentes tierras suelen durar entre 14 y 24 días. Habitualmente arrancan en Jomsom, centro administrativo y comercial, al que se puede llegar en avión desde Pokhara.
Puesto que la apertura de la región al turismo ha comenzado hace muy poco tiempo, la zona aún no está explotada y la afluencia de visitantes es mucho menor que en el resto del país. Además, la ubicación de Mustang, entre altas montañas, crea un microclima, a salvo de los monzones habituales en otras zonas como Everest o Annapurna.
UN TREK LLENO DE TRADICIONES
A pesar de que la región ha sido durante siglos un lugar estratégico debido a su situación, y los caminos que ahora recorren senderistas y montañeros han formado parte de las rutas de la sal, el modo de vida de sus habitantes, sus tradiciones y su cultura no se han visto alteradas.
Todavía hoy se pueden ver las largas caravanas de cabras que trasportan este mineral por los agrestes caminos de tierra, a más de 4000 metros sobre el nivel del mar.
Al recorrer los senderos que transcurren entre sus aldeas, podremos observar la aridez del terreno y la dureza de la vida cotidiana en tan extremas circunstancias. Los habitantes de esta región están poco acostumbrados aún a la presencia de occidentales en sus tierras. Sin embargo, comparten sus tradiciones casi con la misma curiosidad con la que el visitante observa su modo de vida.
Esta inaccesibilidad unida a la sensación que te invade, cuando recorres sus territorios, de que el tiempo se ha detenido son, sin duda alguna, el mayor encanto de este reino prohibido de Mustang.
EL ESPECTACULAR PAISAJE DEL UPPER MUSTANG
Sin embargo, los paisajes que se despliegan ante nuestros ojos, en cada una de las jornadas, completan esta maravillosa y única experiencia. Así, a lo largo del recorrido nos encontraremos con una vista excepcional del majestuoso Annapurna, que se erige orgulloso con sus más de 8.000 metros de altura, o el Dhaulagiri con mayor elevación que este, incluso.
Además podremos observar otros picos más bajos, pero no por ello menos imponentes, que forman parte de la cordillera Himalaya, y que proporcionan al senderista un espectáculo inolvidable.
No menos fastuoso es el desfiladero que discurre entre estos dos ochomiles, el Kali Gandaki, horadado por el río del mismo nombre. Es el cañón más profundo del mundo, llegando a los 5.500 metros de desnivel, desde el suelo de la grieta hasta la cumbre del Dhaulagiri a 8.167 metros, y como tal un fenómeno de la naturaleza digno de mención y de la atención del viajero.
Un microclima protege de las lluvias durante todo el año gran parte del territorio de Mustang. Esto hace que la vegetación sea escasa y permite el disfrute de una escena peculiar a lo largo del camino. Áridos parajes y caprichosas siluetas en las formaciones rocosas, con peñascos rojizos y anaranjados, que en ocasiones nos recuerdan a una imagen lunar, y que hacen este recorrido aún más curioso.
UNA FAUNA ESCONDIDA
Para los visitantes más intrépidos, si nos adentramos en tierras más inhóspitas aún, y nos alejamos de los senderos transitados, podremos contemplar, eso sí siempre que la suerte esté de nuestro lado, una fauna sorprendente y peculiar.
Entre las áridas tierras de Mustang crecen el leopardo de nieve o las ovejas azules, dos insólitas especies propias de la zona. Eso si, son escurridizas. Casi tanto como el mítico y fantástico abominable hombre de las nieves, que según las leyendas se esconde en las montañas del Himalaya.
Secretos ocultos de Mustang, Nepal disfrazado de Tibet
Además de los tesoros naturales que ocultan las tierras altas de Mustang, sus tradiciones y cultura están plagadas de mitos. Multitud de seres malignos y rituales religiosos y místicos para protegerse de ellos, otorgan a esta región de un halo de misterio, realmente atrayente y exótico.
LA TRADICIÓN BÖN EN MUSTANG
Estas creencias provienen en su origen de la religión bön. Esta tradición identifica a sus dioses con las fuerzas de la naturaleza, mezcladas con influencias del budismo tibetano y ciertos matices hinduistas.
En Mustang, esta amalgama de prácticas ancestrales ha convertido a la región en un santuario extático y espiritual. Su influencia continúa presente en la actualidad, no sólo en la memoria, sino también en la cotidianidad de sus gentes.
LOS MONASTERIOS DE MUSTANG
Diseminados por todo el territorio, existen numerosos monasterios. En ocasiones erigidos en rincones alejados de las rutas principales, ponen de manifiesto la religiosidad que se respira en cada rincón de este reino perdido.
Si a estas primitivas fábulas, transmitidas de generación en generación hasta nuestros días, le añadimos una sociedad que continúa hoy viviendo como lo hacía siglos atrás, fiel a sus ancestrales tradiciones y completamente aislada del mundo exterior, el resultado es un destino fascinante, intrigante y excepcional.
Un buen ejemplo de todo ello es el Monasterio de Lo Gekar. Es uno de los lugares más sagrados de Mustang y según los lugareños, fue construido por Padmasambhavael, fundador del budismo tibetano. También cuentan que en este templo se escondió, y aún se conserva, el corazón de un demonio que aterrorizó a la población durante años.
LAS CIUDADES DEL REINO PROHIBIDO
En un plano algo más terrenal, aunque sin perder esa esencia espiritual que se respira en todo Munstang, nos encontramos con la capital, Lo Manthang. La ciudad está rodeada por una muralla con una sola puerta. Por ella, hasta hace no mucho, era obligatorio descalgabar para acceder, y tan sólo el soberano podía cruzarla a caballo.
La ciudad es un pequeño laberinto de casas blancas encaladas. Entre sus calles esconde el palacio de la antigua familia real, que aún vive en el edificio, o una de las más grandes estatuas de Buda de todo Nepal, con más de 15 metros de altura.
También merece una visita la encantadora ciudad de Charang, la segunda en importancia. Este asentamiento cuenta con algo más de un centenar de casas y menos de un millar de habitantes. Allí podemos encontrar un impresionante Dzong blanco de cinco pisos, antigua fortaleza palaciega y el monasterio Sakya, del siglo XIV. Este último alberga entre sus rojas paredes pinturas y estatuas de Buda y en él un pequeño grupo de monjes mantienen la tradición tibetana y budista vivas.
En estos momentos los protocolos de viaje están en constante cambio. Antes de reservar, te recomendamos que revises las RECOMENDACIONES DE VIAJE DEL MINISTERIO DE ASUNTOS EXTERIORES
